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El Popular N° 194 Editorial 10/8/2012
Ayer
miles de trabajadoras y trabajadores llenaron cinco cuadras de 18 de Julio bajo
lluvia respondiendo a la convocatoria de su central única, el PIT-CNT.
Si
nuestra sociedad no estuviera, hasta un punto alarmante, prisionera de una agenda
antojadiza y sesgada, en cuya construcción mucho tienen que ver los grandes
medios de comunicación, que conforman un sistema privado, comercial,
concentrado y extranjerizado, esa debería ser la noticia del día. Para nosotros
es la noticia de la semana y por eso les damos a los trabajadores movilizados
nuevamente nuestra tapa.
Dos
características resaltaron notoriamente en la enorme marcha de ayer: la
combatividad y la masiva presencia de jóvenes. Son dos características que vale
la pena destacar. Miles de trabajadoras y trabajadores organizados,
discutieron, pararon, se movilizaron, enfrentaron la lluvia y el frío y
expresaron sus reivindicaciones y propuestas. Nada los
detuvo , el compromiso con su lucha y con su organización pudo más. Pero además en esos miles de trabajadores la inmensa mayoría eran jóvenes, con su alegría, con sus cantos, con sus banderas y pancartas, desafiando la lluvia, aprendiendo y enseñando, hermanándose en la calle con la lucha. Casi nada.
detuvo , el compromiso con su lucha y con su organización pudo más. Pero además en esos miles de trabajadores la inmensa mayoría eran jóvenes, con su alegría, con sus cantos, con sus banderas y pancartas, desafiando la lluvia, aprendiendo y enseñando, hermanándose en la calle con la lucha. Casi nada.
Es
imprescindible destacarlo cuando desde los cuatro costados nos bombardean
teorizando sobre la poca participación, la falta de compromiso y el desinterés.
La
oratoria fue breve y combativa, igual que la marcha. Se escuchó la situación de
los trabajadores de PLUNA que reclamaron por el fracaso de “las asociaciones
con privados, con esos que se presentan como brillantes empresarios, funden las
empresas y disfrutan de sus ganancias, mientras nuestras familias sufren”.
Luego de los trabajadores públicos que señalaron la necesidad de avanzar en la
negociación colectiva y reclamaron que el gobierno los escuche. Reivindicaron
la huelga en Salud Pública como una instancia para “avanzar en la Reforma de la Salud y terminar con que
haya una salud para ricos y otra para pobres, para defender la calidad de
atención de salud para todo nuestro pueblo”. También advirtieron sobre “las
versiones que nos quieren mostrar divididos, aquí estamos todos los
trabajadores juntos, defendiendo la unidad”.
Intervinieron
los trabajadores del comercio, reconociendo los avances en salario, en
protección social y en derechos colectivos pero destacando todo lo que falta.
En especial “la situación de los compañeros y compañeras que ganan menos de 10
mil pesos”. Rechazaron las propuestas patronales de frenar los incrementos
salariales y comprometieron firmeza en los Consejos de Salarios. También estuvo
la palabra de los trabajadores de la salud privada que denunciaron el intento
de las patronales de seguir “acumulando ganancias y agitar el cuco de la crisis
para no atender los reclamos de los trabajadores”. También destacaron la
necesidad de “profundizar la
Reforma de la
Salud y para eso hay que enfrentar los intereses de los
empresarios médicos que siguen lucrando con la salud de la gente”.
Finalmente
hablaron los trabajadores de la construcción, apelando a la memoria, recordando
que hace 10 años se organizaban en ollas populares para enfrentar la miseria y
el hambre, destacando el compromiso de los trabajadores con la sociedad, en la
defensa de la democracia, en los convenios con el INAU “porque la respuesta a
los problemas de seguridad no pasa por más garrote sino por trabajo” y en la
decisión de brindar trabajo voluntario los fines de semana para construir casas
a los que menos tienen. Tampoco el reclamo de mayor presupuesto para la
educación.
No
estuvieron ausentes de los discursos la necesidad de terminar con la violencia
doméstica y de avanzar en la legalización del aborto.
Los
trabajadores ganaron con su presencia movilizada el derecho a que se hable de
lo que siempre se silencia: los despidos, la represión sindical, las chicanas
patronales para impedir la organización, en el comercio, en el citrus en
Paysandú, en Parmalat, en el metal, en PLUNA. Esas noticias que nunca salen,
que no se comentan en los rincones “bien informados”. Esas luchas cotidianas
que construyen la vida real y las posibilidades del cambio y que no se nombran.
Una vez más el poder de la movilización, de la unidad y la organización, las
hizo visibles y emergieron en pleno 18 de Julio.
El
movimiento sindical uruguayo se mostró una vez más como lo que es, un actor central
de la vida nacional, maduro, con propuestas, organizado y con un enorme poder
de convocatoria.
Es una
muy buena noticia para el país, para la izquierda y para los cambios. No hay
proceso de cambios en serio, profundo, sostenible, sin un protagonismo central
de los trabajadores organizados. No existió, no existe y no existirá.
Cuando
se intensifica la disputa entre los dos proyectos de país: el de la izquierda y
el bloque político y social de los cambios y el de la derecha y las clases
dominantes; la capacidad de movilización y protagonismo de los trabajadores es
un factor clave y decisivo.
Cuando
la derecha desata una ofensiva política y fundamentalmente mediática, porque
otra cosa no puede hacer, con guerra de declaraciones, hostigamiento político permanente
al gobierno y reclamos de recortar todas las conquistas, la respuesta
principal, como ha sido a lo largo de toda la historia, la han dado los
trabajadores.
Hay que
insistir sobre esto porque se dicen muchas cosas y la polémica ideológica no
debe rehuirse. Esta movilización fue contra la derecha, contra las clases
dominantes, contra la intención restauradora del neoliberalismo. Esta
movilización fue a favor de los cambios, a favor de las transformaciones,
reclamando que se avance en ellas y que se las profundice.
La
derecha y las clases dominantes están poniendo todos sus resortes de poder para
frenar los cambios. El bloque político y social de los cambios debe juntar y
desplegar todas sus fuerzas para ratificar el rumbo y para ir a más.
En esa
puja, insistimos, la movilización popular sigue siendo un factor determinante y
ayer se expresó con toda claridad.
Hubo
otro aspecto que muestra la proyección estratégica del movimiento sindical
uruguayo, tan lejos del corporativismo y del economicismo reduccionista. Todos
los dirigentes sindicales saludaron a Juan Castillo, que deja al PIT-CNT y pasa
a la vicepresidencia del Frente Amplio y miles lo aplaudieron bajo lluvia.
¿Esto
es subordinación política o pérdida de independencia de clase? Para nada, bien
lo recordó Oscar Andrade, dirigente del SUNCA, la única constitución que
prohíbe a los dirigentes sindicales hacer política es la de Pinochet aún
vigente en Chile. Aquí es mérito del movimiento sindical generar cuadros
capaces de asumir responsabilidades políticas de primer nivel y sigue siendo
mérito del Frente Amplio apelar a ellos, mientras los partidos de derecha, que
hablan de renovación, siguen llenos de estancieros y empresarios. Son opciones,
legítimas, pero bien distintas. Los trabajadores organizados demostraron ayer
que tienen clara la diferencia.
“El
momento de avanzar es ahora”, se dijo desde el estrado. Los trabajadores
pusieron una vez más su sacrificio y su combatividad donde tienen que estar, en
la calle. Buena noticia para el país, buena noticia para la izquierda, buena
noticia para las transformaciones y para todos los que queremos los cambios.
Que se preocupe la derecha, tiene motivos.