>
El Popular N° 198 - Editorial 7/9/2012
Lugo y los dos Uruguay
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, destituido por un golpe de Estado hace poco más de dos meses estuvo durante 66 horas en Uruguay y con su presencia permitió que se expresaran con claridad algunas cosas que a veces están ocultas por la maraña del debate, las luchas y las contradicciones.La más importante de esas cosas son los dos proyectos de país, que también tienen su expresión en la visión hacia el continente y hacia el mundo, y en este caso, además, en un tema central, la defensa de la democracia y la libertad.
Lugo recibió la solidaridad expresa del gobierno, del Frente Amplio y del movimiento popular uruguayo. Esta solidaridad fue manifiesta desde el primer momento del golpe de Estado pero se expresó con claridad en el multitudinario y emotivo acto convocado por el PIT-CNT, la FEUU, ONAJPU, FUCVAM y el FA.
Lugo fijo con claridad la línea demarcatoria en Paraguay. “la divisoria es entre los demócratas y los golpistas”. Así es y no hay espacio para más
nada. Es muy simple y diáfano: o se está con unos o se está con otros. No somos de los que vemos la realidad y la política en blanco y negro, reconocemos los matices, pera hay momentos y temas de definición, en que no hay espacio para dudas y la defensa de la democracia y la libertad es uno de ellos. Lo sabemos muy bien, lo aprendimos con sangre y dolor.
Quién es quién
El gobierno, la izquierda uruguaya, el movimiento popular, están con la democracia y con la libertad, están con el legítimo presidente de Paraguay, están con el pueblo paraguayo, con los campesinos, con los estudiantes, con los trabajadores. También están con ellos los gobiernos del MERCOSUR y de la UNASUR.¿Con quiénes está la derecha? Con los golpistas. Lo dejaron claro desde el primer día. Mientras gobiernos de derecha y conservadores en el marco de la UNASUR condenaron el golpe, la derecha uruguaya lo aplaudió. Por si faltaran ejemplos, Jorge Batlle y Luis Alberto Lacalle viajaron a Paraguay para contrarrestar allí la presencia de Lugo en Uruguay. Se reunieron con Federico Franco, el golpista. Pero también se reunieron con la directiva del Partido Colorado, el verdadero impulsor del golpe, el partido de Stroessner, el partido que gobernó 61 años Paraguay, el que intentó 24 juicios políticos contra Lugo. La vida a veces se ocupa de graficar las cosas con extrema claridad. En el momento en que Batlle y Lacalle se reunían con el Partido Colorado de Paraguay, esta colectividad política, con los antecedentes ya citados, democráticos si los hay, estaba de duelo por la muerte de su ex presidente, Blas Riquelme.
Blas Riquelme, terrateniente y empresario, además de senador, colaborador de la dictadura de Stroessner, se benefició con más de 500 mil hectáreas de tierras. Blas Riquelme era el propietario de la finca de Curuguatí donde se organizó y ejecutó la masacre de 11 campesinos y 6 policías, montaje que fue el inicio del golpe de Estado contra Lugo.
Allí estaban sonrientes Batlle y Lacalle, con la derecha de la derecha del continente.
Es bueno que quede así de claro quien es quien y con quien está cada uno. Bien lo dijo Lugo la línea divisoria es entre demócratas y golpistas. En estos días volvió a quedar bien claro de que lado de esa línea está la izquierda uruguaya y de que lado está la derecha.
La visita de Lugo. La presencia de Lugo en nuestro fue muy útil. En primer lugar para que él y la delegación paraguaya del Frente Guazú recibieran personalmente la solidaridad y el respaldo. Quedaron conmovidos por el acto en el PIT-CNT. Lo dijo el propio Lugo: “nos vamos fortalecidos, cuanta falta nos hacía esto”.
Lugo y los compañeros del Frente Guazú fueron sinceros y claros en todas sus expresiones públicas. Pidieron ayuda y respaldo para resistir la restauración autoritaria y neoliberal en Paraguay. También la pidieron para el proceso de unidad que empezaron a recorrer con la fundación del Frente Guazú.
Pero también fue útil para la izquierda, para el gobierno y para el movimiento popular uruguayo. Lugo expresó con conmovedora sinceridad dos puntos de autocrítica: no haber tocado durante su gobierno las estructuras de poder de concentración de la riqueza y no haber logrado superar los insuficientes niveles de unidad política y orgánica de la izquierda para enfrentar a la derecha. Casi nada.
Otro elemento sustancial fue poder conocer de primera mano lo que ocurre hoy en Paraguay, lo que los grandes medios callan. Lugo narró algunas de las acciones que está llevando a cabo el gobierno golpista que muestran claramente los intereses que defiende y que estuvieron detrás del golpe de Estado: supresión de todo el proceso para poner un impuesto a las exportaciones de soja que impulsaba su gobierno; otorgamiento de un contrato a la trasnacional Río Tinto Alcán para utilizar el equivalente energético a una turbina y media de la represa de Itaipú, más de lo que usa toda la industria instalada de Paraguay, contrato que su gobierno rechazaba; despido de más de 2 mil trabajadores estatales sin otra causa que ser militantes de izquierda; suspensión de todas las investigaciones de la masacre de Curuguatí.
Por eso le dolió tanto a la derecha la presencia de Lugo porque con sus palabras desnuda completamente su posicionamiento político, los intereses de clase que están detrás del golpe y los intereses económicos muy concretos que están defendiendo.
Pero también les dolió porque la izquierda, el gobierno y el movimiento popular se movilizaron y expresaron su solidaridad. La solidaridad, el compromiso democrático, educa, forja, fortalece, es un componente central de cualquier proyecto de izquierda y eso, por supuesto, no le sirve a la derecha.
El golpe de Estado en Paraguay es una operación de la oligarquía paraguaya una de las más retrógradas y corruptas del continente. Pero también es parte de una estrategia de las oligarquías y la derecha continental para frenar el avance del proceso de integración logrado por los gobiernos de izquierda y progresistas y la lucha de los pueblos en el continente. Es una puñalada al MERCOSUR y también a la UNASUR. Es una muestra de que están dispuestos a todo en su afán restaurador y para frenar los cambios.
También es, al igual que el golpe en Honduras y las intentonas en Venezuela, Bolivia y Ecuador, una muestra de los verdaderos ejes de la política del imperialismo yanqui en el continente. EEUU ha perdido influencia en la región y lanza operaciones desestabilizadoras para lograr con ellas lo que no puede con la diplomacia y el comercio. Porque no se puede terminar este editorial sin decir que también, legisladores del Partido Colorado paraguayo, el mismo con el que se reunieron Lacalle y Batlle, negocian con EEUU la ampliación de la base militar Mariscal Estigarribia, en el Chaco, la más grande de Sud América en la que operan los yanquis.
La defensa de la democracia en el continente es una cuestión estratégica. No hay avance de la integración latinoamericana si no es con democracia y libertad. Y no hay profundización de los cambios y proceso de liberación sin integración real.
El imperialismo y la derecha lo tienen clarísimo y por eso actúan como actúan. La izquierda lo debe asumir en toda su dimensión política y estratégica.
Volantes fachos contra EL POPULAR
EEn la madrugada del viernes pasado fueron arrojados en la ventana y en la puerta de EL POPULAR volantes fascistas. Los volantes tienen una hoz y un martillo un signo de igual y una cruz nazi. Dicen “Fuerabolches” en referencia aparente a un blog. Los volantes también fueron arrojados a la puerta de la Casa de la UJC, lindera al semanario.
Son los mismos volantes que en ediciones pasadas denunciamos habían sido arrojados en domicilios de militantes comunistas por debajo de la puerta.
Se realizó la denuncia policial.
Esta acción se suma a los atentados con bomba de alquitrán e incendiaria al local central del PCU y a la casa de la UJC.