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jueves, 21 de junio de 2012

FA: la unidad como desafío y como necesidad | Las propuestas de seguridad: mucho más que marihuana

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EL POPULAR

Editorial N° 187 - 22/6/2012

  • FA: la unidad como desafío y como necesidad


Este es el tercer editorial consecutivo de EL POPULAR desde que se realizaron las elecciones internas del Frente Amplio que aborda el tema. ¿Por qué lo hacemos? Porque sostuvimos, y estamos convencidos de ello, que las elecciones internas del Frente Amplio formaron parte de la disputa política entre dos proyectos de país: el de la izquierda, de cambios y transformaciones y el de la derecha, de restauración neoliberal.
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Es en ese cuadro que valoramos las elecciones internas del Frente Amplio, la campaña que las precedió y sus resultados. No acotamos ni el análisis ni el esfuerzo para superar las dificultades a una visión reduccionista e internista de la votación. Analizamos, escribimos y militamos, en la cancha grande, para organizarnos y luchar mejor, para defender y profundizar los cambios, para confrontar y frenar a la derecha.

Con los datos disponibles y los análisis realizados en ediciones anteriores creemos que hay 6 puntos claves para un balance de las elecciones internas y una conclusión central.

1) La movilización política que implicaron la elección y la campaña electoral.

Ante los primeros datos conocidos se abrió la primera polémica: la comparación con la
elección de 2006 y la pérdida de 50 mil votos. El dato es objetivo y por eso siempre sostuvimos que había que desterrar del análisis cualquier triunfalismo. Pero también dijimos que convocar a votar a 170 mil personas no es poca cosa. Que hayan participado de las tareas el día de la elección más de 10 mil militantes no es poca cosa. Que se hayan realizado más de 20 caravanas en todo el país en un mes, más de 50 actos unitarios de los cuatro candidatos presidenciales en todo el país, no es poca cosa. Que se hayan adherido al FA en un solo día 67 mil personas no es poca cosa. Que hayan participado de la elección alrededor de 50 mil jóvenes de menos de 29 años no es poca cosa. Hay que pensar como estaba el FA hace dos meses y hay que rescatar lo que se logró movilizar y convocar. Es un capital humano y político formidable para encarar las transformaciones imprescindibles en el accionar político del FA y sobre todo, para movilizar y entusiasmar a los que todavía no se sienten convocados.

2) La elección de Mónica Xavier.

En esta elección se elegía presidente o presidenta del FA y los frenteamplistas se expresaron, en este punto, con meridiana claridad. Mónica Xavier ganó con una diferencia clara y una gran votación. Mónica ganó en 16 departamentos, incluyendo Montevideo y Canelones. En la capital ganó en las 18 Coordinadoras. Obtuvo el 43.1% de los votos. La presidenta electa del FA tiene un gran desafío entre manos y un papel muy importante para jugar. En la entrevista realizada en la edición pasada de EL POPULAR señaló que buscará “recuperar el consenso como método de conducción del FA” y agregó que “encerrarse puede ser la peor manera de perder la identidad”.

3) La conformación del Plenario Nacional.

En esta elección se dirimía la conformación de todos los estamentos de la dirección del Frente Amplio. Todos los organismos son importantes pero hay uno donde se expresa la dimensión nacional del Frente Amplio y los equilibrios entre sus distintos componentes: es el Plenario Nacional. En este punto hay una conclusión clara, el Plenario Nacional emergente de estas elecciones está mucho más equilibrado en fuerzas que el anterior. Las dos fuerzas que pierden más influencia y peso son el MPP y Asamblea Uruguay. Las dos fuerzas que más crecen en porcentaje de votación y en peso en el Plenario Nacional son la lista 90, con el Partido Socialista como componente central y la lista 1001 con el Partido Comunista de Uruguay como columna vertebral.

La lista 90 creció en porcentaje, pasó de tercera a segunda, e incrementó su peso en el Plenario Nacional y en la Mesa Política. La lista 1001 creció en porcentaje y creció también en su representación en el Plenario Nacional.

La representación de los sectores en la Mesa Política sería la siguiente: 3 para el MPP, 3 para la 90, 2 para Asamblea Uruguay, 2 para la 1001, 2 para la 99738, 1 para la 775005, 1 para la Liga Federal y 1 para la 711. En el Plenario Nacional se daría de la siguiente manera: 17 para el MPP (pierde 9), 16 para la 90 (gana 5), 11 para la 1001 (gana 3), 11 para la 2121 (pierde 1), 8 para la 99738 (básicamente mantienen lo que tenían por separado), 5 para 775005 (la VA mantiene los 4 que tenía y se agrega 1 para la 5005), 3 para la 711, 2 para la Liga Federal y 2 para la CAP-L, el resto de los sectores que presentaron listas tienen 1.

Un Plenario y una Mesa más equilibrada, con actores nuevos y con pesos fuera de los dos bloques que en tanto análisis se dan como protagonistas excluyentes.

4) Los delegados de base y su votación.

Otro aspecto a resaltar es la elección de cientos de militantes que representarán a los organismos de base en la dirección del FA, en todo el país. A pesar de que la elección presidencial y la disputa electoral entre los sectores les dejaron poco espacio y nula publicidad, lograron una gran votación. En 14 Coordinadoras de Montevideo los delegados de base más votados obtuvieron más votos que el sector más votado en esa zona. Incluso en dos Coordinadoras la J y la O la votación de los delegados de base, no solamente supera al sector más votado, sino que también supera en votos a Mónica Xavier. Casi nadie se detiene en este aspecto de la elección, por algo será. Además no es nuevo, ya ocurrió en las elecciones internas pasadas.

5) La votación de Juan Castillo.

Juan logró una muy importante votación y su aporte va mucho más allá del lugar que ocupó en la disputa presidencial. Superó contra todos los pronósticos los 20 mil votos. Logró 5 mil votos más que la votación de la lista 1001 mostrando su capacidad convocatoria en diversos sectores del FA. Ganó en el exterior, salió tercero en 9 departamentos, incluyendo Montevideo y Canelones y en 11 Coordinadoras de la capital. Juan y su campaña potenciaron la llegada del FA, solo cabe señalar las más de 100 asambleas con obreros y trabajadores como uno de los aportes.

6) La votación de la 1001.

La lista 1001 tuvo una muy buena votación, reconociendo que perdió votos con respecto a 2006, pero logró importantes porcentajes y una presencia nacional trascendente. La 1001 se ubicó como la cuarta lista más votada con un 13.4% de los votos, en el 2006 había obtenido el 9.6%. La 1001 ganó en el exterior, fue segunda en dos departamentos Tacuarembó y Rivera y tercera en 5 departamentos, superando en todos esos casos su media nacional. La 1001 tuvo más votos que en el 2006 en 5 departamentos: Maldonado, donde más creció, Tacuarembó, Soriano, Lavalleja y Florida. En Canelones, donde salió tercera en lo nacional y segunda en lo departamental, prácticamente mantuvo la votación absoluta con respecto a 2006.

En Montevideo aumentó su porcentaje en todas las Coordinadoras y salió segunda en 4 Coordinadoras y tercera en 6.

Son diversos abordajes para defender y seguir destacando una gran movilización política y popular que no debe ser borrada del escenario así como así.

Esta elección expresa las potencialidades del FA, su poder de convocatoria, el compromiso de su militancia. Expresa también una cosa más central aún.

Todo esto se hizo en clave de unidad. Sin acciones maniqueas que nos dividen en bloques. Sin lógicas que ubican la disputa política solamente en la interna.

Si algo demostró, una vez más, esta campaña electoral es que el FA necesita de todos sus componentes para dialogar y movilizar a la sociedad. Nadie por sí solo puede hacerlo. El valor de la unidad es estratégico y en este nuevo período, vale recordarlo.

Debatiendo si, marcando las diferencias, apoyando al gobierno y corrigiendo rumbos si hay que corregir, pero en unidad. Ese es el desafío y la necesidad.


  • Las propuestas de seguridad: mucho más que marihuana

El gobierno presentó el miércoles lo que denominó la estrategia de Convivencia y Seguridad Ciudadana. Lo hizo a través de un documento de 20 carillas que contiene 15 propuestas concretas sobre las que se informa en esta edición de EL POPULAR.

El debate generado por las propuestas ha sido flechado desde el principio. Por un lado se ha hablado casi exclusivamente de la iniciativa de legalizar la producción de marihuana. Por otro, los voceros de la oposición de derecha, han salido a poner el grito en el cielo denunciando la violación de la libertad de expresión porque se pretenden ciertas regulaciones mínimas en los medios de comunicación.

La propuesta realizada por el gobierno es integral, expresa una concepción sobre los problemas de la seguridad ciudadana y su solución que nada tienen que ver con la facilista y unilateralmente represiva de la derecha.

Por considerarlos trascendentes vamos a transcribir algunos párrafos de la fundamentación de las medidas presentadas por el gobierno. "Es imprescindible que la sociedad uruguaya (y el Estado debe ser un actor relevante para ello) construya una alternativa social y cultural al pensamiento y los valores dominantes y mercantilizados que de cohesión a la sociedad uruguaya”, se señala.

“Una estrategia que pretenda abordar la inseguridad pública como problema –agrega- debe plantearse la convivencia como solución y tener como objetivo principal vencer el miedo en la sociedad a partir de garantizar los derechos humanos y la seguridad de sus habitantes. La política de seguridad no puede estar construida sobre el temor, ni ser una respuesta intempestiva a éste. La fractura social y el quiebre cultural que aún existe en el país explican en parte una situación negativa que no queremos que se consolide en forma definitiva”.

Plantea con claridad lo que se entiende por fractura social y sus causas, aspecto recurrentemente ignorado por la derecha, amiga del inmediatismo y del presente perpetuo: “No podemos dejar de tener en cuenta la influencia que han tenido sobre esta situación los procesos de exclusión del mercado de trabajo, de los espacios urbanos, de la circulación en la ciudad, del desarrollo cultural, que se generaron desde los años 70 en la dictadura y que fueron progresivamente consolidándose en los años 90.

Porque en la década del 90 se transformó drásticamente la estructura productiva del país y el trabajo como pilar central de socialización comenzó a ser cuestionado. Se consolidó además la generación de asentamientos urbanos en primera instancia en la periferia de Montevideo y luego se extendió al interior del país. Por ende el barrio y el espacio público como segundo factor clave de socialización fueron perdiendo centralidad. Y finalmente además del trabajo y el barrio, otros dos ámbitos específicos de inclusión y sentido de pertenencia sufrieron alteraciones significativas: la educación y la familia.

No es casual que una parte significativa de este problema esté asociado a niños y adolescentes nacidos en los años 90 y posteriormente a la crisis del 2002”.

Falta mucho camino por recorrer pero la propuesta es seria y es realizada por el gobierno y desde la izquierda. Esta experiencia también muestra las limitaciones de la tan mentada política de acuerdo nacional que en seguridad se expresó en un acuerdo de hace 2 años que la oposición ya olvidó para lanzarse, también en este tema, en campaña electoral.

En seguridad también se expresan dos visiones de sociedad, dos proyectos de país, es cierto que es necesario el esfuerzo de todos y a ello estamos convocados, pero el gobierno y la iniciativa son de la izquierda.

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