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El 1° de Mayo es una fecha de significación universal, es un reconocimiento a la lucha de los trabajadores organizados por sus derechos y el aporte de estos al avance de la humanidad. Esta significación universal se expresa con la misma importancia en Uruguay. En nuestro país la primera conmemoración del 1° de Mayo se realiza en el año 1890, apenas 4 años después de los trágicos sucesos de Chicago que dieran origen y significación a la fecha. Cabe quedarse con la trascendencia de esta fecha: hace 123 años que los trabajadores uruguayos conmemoran el 1° de Mayo. En un país que acaba de celebrar el bicentenario del inicio de su existencia como nación, la independencia formal como Estado es aún más reciente, es un recorrido histórico muy significativo. La acción de los trabajadores organizados, sus reivindicaciones, sus propuestas y dentro de ellas en un sitial de privilegio la conmemoración del 1° de Mayo, son una parte esencial de la historia del Uruguay, de su construcción como sociedad. Es una reflexión que vale la pena hacer, porque
generalmente se habla de los partidos políticos, de las corrientes ideológicas, del aporte de los intelectuales, de la cultura, del deporte y hasta de los empresarios y sus agremiaciones en la conformación de la identidad nacional; pero sistemáticamente se minimiza o directamente se omite incluir entre sus vertientes más destacadas a los trabajadores y al movimiento sindical.
Por supuesto que no todos los 1° de Mayo tuvieron la misma significación. El mayor peso de esta fecha, el incremento de su incidencia, ha ido de la mano de la consolidación de la organización sindical y muy particularmente del proceso de unidad que culminó en una central única. Ese instrumento permitió a los trabajadores, además de la potenciación obvia de sus luchas reivindicativas, incrementar su peso como clase en la sociedad. Ese es el valor estratégico de la unidad.
El 1° de mayo, la democracia y la libertad
No es entonces, un ejercicio baladí recordar el peso de los 1° Mayo en la historia nacional. En esta oportunidad solamente vamos a referirnos a un aspecto de esta rica trayectoria histórica: el aporte de los trabajadores, y particularmente de los 1° de Mayo, en la lucha por la democracia y la libertad.Este año se cumplen 30 años de un hecho que marcó un punto de inflexión en la lucha contra la dictadura, y por lo tanto, en la recuperación de la democracia en nuestro país: el 1° de Mayo de 1983.
Durante toda la dictadura los trabajadores organizados fueron un factor central de la resistencia democrática y pagaron un altísimo precio por ello. Fueron el corazón de la Huelga General de 15 días que enfrentó el Golpe de Estado. Luego, incluso en los años más duros de la represión, levantaron, precisamente en los 1° de Mayo, las banderas de la libertad y la democracia. Volanteadas, pintadas, manifestaciones relámpago, reuniones más o menos públicas, todo sirvió para resistir.
Tuvo especial significación el 1° de Mayo de 1980 en el que se enfrentó el intento de la dictadura de cambiar la fecha del día de los trabajadores. Hubo paros en cientos de centros de trabajo, públicos y privados, se desafió la represión y se logró con ello un antecedente clave para la posterior victoria del NO en el plebiscito de noviembre de ese año.
Hace 30 años, en 1983, se realizó el primer acto de masas contra la dictadura. Casi 200 mil personas respondieron al llamado del movimiento sindical bajo las consignas de “Libertad, Trabajo, Salario y Amnistía”.
Fue la irrupción del pueblo organizado en la calle. Luego vinieron la marcha estudiantil al Franzini del 25 de setiembre, el cacerolazo del 25 de agosto, la marcha por la libertad de prensa del 3 de noviembre, la marcha por libertades del 9 de noviembre, el acto del Obelisco del 27 de noviembre y el gran paro cívico nacional del 18 de enero de 1984.
En ese marco se hicieron las negociaciones que terminaron con la dictadura y permitieron el retorno a la democracia. La presencia del pueblo organizado y movilizado en la calle enfrentando la represión, en 1983 llevan detenidos a los compañeros de la UJC y la FEUU y en 1984 asesinan a Vladimir Roslik en la tortura, le dio un carácter irreversible al proceso hacia la democracia y aseguró además que temas como la libertad de los presos, la autonomía de la Universidad, la restitución de los destituidos, el retorno de los exiliados y la vuelta a un Poder Judicial independiente, estuvieran presentes en la transición.
Hoy que tantos escriben libros sobre la transición democrática olvidan decir que sin la presencia en la calle de los trabajadores esos temas ni siquiera hubieran sido planteados por quienes hoy aparecen como adalides de la democracia.
Digámoslo con todas las letras: la lucha de los trabajadores, su presencia en la calle y muy especialmente la contundencia del 1° de Mayo de 1983, fueron esenciales para la recuperación de la democracia y para que las tesis más conservadoras de la transición no se impusieran in totum.
El 1° de Mayo y el presente
Es desde esa trayectoria histórica y desde ese papel democrático que debe valorarse la importancia de esta fecha.Sin embargo es cierto que la historia, siendo importante, no garantiza el presente y mucho menos el futuro.
Pero ocurre que el presente del movimiento sindical uruguayo le otorga más importancia al 1° de Mayo. Estamos ante un movimiento sindical con enorme peso en la realidad nacional. Con un nivel de afiliación en máximos históricos, superando los 400 mil. Es cierto que favorecido por un también histórico nivel de actividad y empleo y una ampliación inédita de libertades sindicales, ambas cosas promovidas por los gobiernos del Frente Amplio. Pero no es menos cierto que los trabajadores no se afilian solos a los sindicatos, que eso exige militancia, sacrificio y capacidad de organización y todos esos son méritos de este movimiento sindical uruguayo, el del presente. Un movimiento sindical con amplísima participación democrática, elecciones con miles de votantes, asambleas multitudinarias. Un movimiento sindical con enorme capacidad de movilización, como muestra basta solo remitirse a la semana pasada, 25 mil con el SUNCA el miércoles, miles con el PIT-CNT y la ONAJPU el jueves, más de 1.500 jóvenes en un campamento el sábado y domingo en el que tuvieron destacada participación los jóvenes trabajadores. Un movimiento sindical maduro, con capacidad de diálogo y propuesta, convocando a la Concertación para el Desarrollo Productivo, trabajando con un amplio espectro social que va desde las organizaciones populares, pasando por la UDELAR y llegando a CAMBADU, organizaciones de productores rurales y hasta cámaras empresariales.
Todo esto se condensa para darle trascendencia al 1° de Mayo. La historia y su peso y el presente y el suyo.
La consigna que el PIT-CNT lanzó para este año es: “Hacia una nueva etapa de cambios de cara al pueblo”. Dice mucho, valora lo alcanzado, y además enfrenta la ofensiva restauradora de la derecha y el statu quo, que como ya quedó demostrado tiene dimensión continental.
Son los trabajadores y su palabra. Son los trabajadores y su compromiso con la democracia y la libertad. Son los trabajadores y su apuesta decidida por el proceso de cambios y su continuidad. Son los trabajadores y sus propuestas.
Hay que escucharlos, se lo ganaron a lo largo de 123 años de lucha y se lo ganan todos los días en este Uruguay en cambio de hoy.